Pentamerón (3).

La mañana del miércoles llegó para María como en los dos días anteriores se había presentado, con náuseas y mareos, pero sobretodo con la sensación de desesperación que le dejaba el volver a la realidad después de áquel terrible sueño. Ese sueño que era un ciclo, tenía principio y fin, siempre se desarrollaba de igual manera, María siempre decía lo mismo, su interlocutor repetía sus respuestas, un ciclo que se reiteraba a lo largo de toda la jornada onírica. María quiso pensar en otra cosa, se metió al cuarto donde baño, se desnudó y entró a la regadera. El chorro de agua tibio la calmó y quiso quedarse ahí por varias horas.

A un considerable distancia de ahí, Pepe se levantó, estiró todo su cuerpo y se dirigió a la regadera. El chorro de agua fria le recordó los sucesos del sábado y ahí parado, mientras las gotas recorrían su cuerpo, volvió a vivir dichos hechos.

Era un fiesta normal, todos bebían y reían en la piscina o a la orilla de ésta. Pepe ingirió algunos tragos mientras discutía de fútbol con los varones asistentes. Desacostumbrado al alcohol, se sintió un poco mareado y anunció que ya era suficiente bebida para él. Agustín, primero lo acusó de maricón, luego trató de herirle el ego llamandolo mandilón. Finalmente, mientras le pasaba el brazo por encima del hombro, le dijo: "Cabrón, es mi cumpleaños, no empieces con tus mamadas, ven y tomate un tequila conmigo". Ante este chantaje sentimental, pero más por la euforia que le producía el ron ya ingerido, aceptó y apuró el contenido del "caballito". Después de varias bebidas bien servidas, Pepe se metió a la piscina nadó hasta donde estaba su amada y la abrazó. Juguetearon un rato en la piscina, rieron, se hicieron cariños y se abrazaron. En ese abrazo, la lujuria despertó en Pepe, el alcohol había sido un combustible efectivo. Cuando María salió para dirigirse al baño, su novio la observó salir con los ojos encendidos en deseo. María cerró la puerta del baño y unos instantes después llamaron a la puerta. "María, soy yo, abreme". Ella abrió la puerta para dejar pasar a un torbellino lujurioso que la empezó a tocar y besar por todos lados. Ella no opuso mucha resistencia, se dejo tocar y disfrutó por algunos minutos los besos y las caricias. Pero pepe estaba avanzando rápidamente, tocaba y apretaba sus suculentos senos, frotaba su sexo conta el de ella. Cuando María lo quiso repeler, él utilizó su fuerza mayor para oponerse. En un santiamén, y antes que María pudiera decir algo, José la penetró con sus dedos toscos y con una fuerza desmedida. María lo emujó con todas sus fuerzas, le dijo que era un salvaje y que se alejara de ella. Pero Pepe habia resuelto que ese día la haría suya, "por las buenas o por las malas", mientras Pepe se bajaba el short de baño, María se asustó y estuvo a punto de gritar, justo cuando alguien tocó en la puerta y preguntó "¿Está todo bien?". Sus miradas se cruzaron, la mirada de Pepe había cambiado, se había vuelto suave y tierna como de costumbre, los ojos de maría seguían reflejando el terror que había vivido. Pepe gritó que estaba todo bien, se acomodó el pantaloncillo en su lugar, bajó la mirada y salió de ahí.

El agua cesó de caer cuando Pepe hizo girar la llave. Se secó, se vistió y se arregló. Cuando pasó por la mesa, vió los dos objetos sobre la mesa. Titubeó un poco pero sabía que era la única manera de hacer funcionar las cosas. Tomó la carpeta que contenía esos papeles tan importantes y salió. No regresó hasta la noche.

María siguió su rutinia diaria: sentir mareos y naúseas, comer un poco en la mañana, ir a la preparatoria, muchos alimentos en la cena, dormir y soñar una vez tras otra, lo mismo.

P.D. No se desesperen, me está costando mucho trabajo porque lo que en un principio escribo queda muy largo, entonces hay que editarlo y dejarlo un poco más corto pero sin que pierda el sentido. Les agradezco mucho que me sigan acompañando en este ejercicio literario.