Retomando este lupanar...

Relamente no tengo mucho que escribir en esta chingadera, sólo lo hago para evitar la pereza. Seguro que nadie lo lee, ni lo leerá así que me voy a dar a la tarea de escribir las idioteces más profundas de mi ser.

Como todos ustedes que me leen (o sea, nadie) saben, tengo millones de defectos, pero hoy nos concentraremos en uno de los que me ha traido cantidad de situaciones incómodas con el sexo femenino: Mi capacidad para pensar y expresar chistes malos en situaciones inoportunas. Para aquellos lectores (cri, cri...cri, cri) que no les queda muy claro procedo a ejemplicar este defecto:

Caso #1: Remuneración económica.

Tenía una novia, nos queríamos o al menos eso decíamos. La primera vez que me la atoré, tuve muchos problemas porque ella juraba ser virgen, cosa que nunca le creí, y después de haber consumado nuestras bajas pasiones, tuvo un crisis de sentirse, en sus palabras, "como una puta". Al dia siguiente de la experiencia sexual tuve pasar 2 horas convenciéndola de que no era una puta, aunque que como nunca me tragué el cuento de que si lo era, tuve que fingir y decir mentiras para que no se me acabara el abastecimiento de tocino. Pasaron 2 semanas donde ni faje hubo, cosa que me encabronaba de sobremanera, yo pensaba: "ya aflojaste y ahora te haces a la santa y me dejas sin coger sólo para que yo crea que si eras virgen y todo esto te presenta un conflicto moral. Pero ésto clama venganza, suripanta". Después de esas 2 semanas, decidimos que nos ibamos a cuidar e ibamos a empezar a darling, efectivo a partir del domingo de la 3ra. semana. No les voy a dar detalles de los dos palitos que tuve el gusto de echarme pero les reproduzco los sucesos post-coito.

Ella: Ya vámonos, ya es tarde, ya nos tardamos mucho en el "cine"-dijo esbozando una pícara sonrisa.
Yo: Si, a huevo, luego tu viejo se pone todo neuras...-dije mientras saltaba de la cama para empezar a vestirme.
Ella tarareaba alguna idiota canción, mientras yo terminaba de ponerme los pantalones y zapatos.
Yo: Que guapo, estoy chingada madre...-Dije mientras me paraba en el espejo, abotonándome la camisa.
Ella: Mi amor, me gustó mucho.-Dijo mientras me abrazaba por la espalda como esperando una contestación a su comentario anterior.
Yo: ¿Con esto alcanza? -dije al mismo tiempo que sacaba un billete de sor juana del bolsillo de la camisa- Deberías de cobrar por adelantado, luego los clientes se pelan -Añadí soltando una risotada malefica y sardónica.
Ella: ¡Eres un imbécil, no te quiero volver a ver en mi vida! -Balbuceó, estallando en lagrimas- ¡llévame a mi casa!.
Yo: Chales, mi vida, sólo fue una bromita inocente...

Caso #2. Comparaciones pendejas.

Otra vieja que me decía estar enamorada de mí, yo le seguía la corriente y mentía acerca de mis sentimientos.

Ella: ¿Cuanto me quieres?
Yo: Mucho...-con tono enfadado.
Ella: ¿Mucho, mucho, muchísimo?
Yo: Si, coño, dejame ver el fútbol -dije mientras seguía concentrado en las acciones de los pumas.
Ella: Ya, en serio, ¿Me quieres mucho, mucho?
Yo: ¡Tiraalee, cabrón! -espeté dirigiendome a la televisión.
Ella: Okko, ¿Me quieres o no me quieres?- dijo jalándome por el brazo.
Yo: ¡¡¡GOOOOOOOLLLLLLLLLLLL, A huevo!!! -saltando de felicidad.
Ella: ¿Cuanto me quieres? -decía al mismo tiempo que apagaba el televisor.
Yo: Te quiero casi tanto como a los pumas...- hablé enseñando una sonrisa mordaz.
Ella: Vete a la verga, pendejo. Como que casi tanto como a las pumas...- dijo mientras se alejaba de mi.
Yo: Chales, mi vida, sólo fue una bromita inocente...

Como diría el chavo: "Es que no me tienen paciencia..."

Cambio & Fuera, Trampéciles.